La condición para impartir una buena docencia es la capacidad de tomar decisiones innovadoras y de desarrollar la sensibilidad artística y las habilidades técnicas. En la actualidad, se exigen a los docentes cada vez mayores responsabilidades que requieren algo más que intuición, reacciones instintivas o técnicas didácticas estipuladas de antemano.
Los docentes deben reflexionar sobre lo que ocurre, percibir con espíritu crítico y analítico cuáles son las opciones y basarlas en la decisión racional y consciente de perfeccionar siempre su práctica como profesionales de la educación.
Los estudios de muchos casos reales ilustran en esta obra las experiencias y los desafíos más difíciles para los docentes y muestran las posibilidades de la reflexión y la investigación para comprender todas las facetas implicadas en los procesos del aprendizaje. El «docente-investigador» reflexivo puede contribuir de una manera innovadora y creativa al cambio en las condiciones «reales» de la enseñanza en el aula.